Se crió con sus abuelos en el campo, a su padre jamás lo conoció y su madre no la quería, ya que era fruto de una relación extramatrimonial. Fue por eso que decidió irse para poder vivir mejor. Se fue para Capital Federal a los veinte años. Empezó a trabajar con una familia limpiando y cuidando a sus hijos, ese trabajo le duró poco, porque quedó embarazada de su primer hijo. El padre no se hizo cargo, y un amigo le dio el apellido. Al hijo lo tuvo que criar sola y tuvo que conseguir un trabajo mejor donde ganara lo suficiente para mantenerse ella y su bebé.
Al poco tiempo, con suerte, consiguió trabajo en Bagley, donde conoció al futuro padre de sus otros hijos. Después de estar trabajando allí tuvo a su segundo. Estuvo mucho tiempo en ese trabajo hasta que empezó a tener problemas de salud. Dejó el trabajo y consiguió uno por el Gobierno de la Ciudad en el Hospital Muñiz. Luego de un tiempo, tuvo su tercer hijo, esta vez una nena.
Cuando andaba mal con el tema plata, la mujer le preguntó a uno de sus hijos si se animaba a salir a vender maños?, que ella misma iba a fabricar. Le dijo que sí, que con tal de que no faltara la plata en la casa se animaba a ir a vender. Pasó el tiempo, el hijo más grande se juntó y se fue de la casa. Cuando el otro que le seguía al mayor fue creciendo y le daba vergüenza vender la dejó a la hermana, que era la más chica hasta ese momento. A los 42 años, la mujer tuvo a su última hija, en verdad no la quería tener, estaba por abortarla porque andaban mal económicamente, vivían en casas tomadas, pero a pesar de todo la tuvo igual.
Era una madre con mucho amor para dar y cuando creció la más chiquita fue la única que no se despegó de ella hasta el último día de su vida.
Andrea Gonzalez 5º4º / Escuela Media Nº 7 DE 7 “María Claudia Falcone”